viernes, 24 de noviembre de 2006

Parada de motor en vuelo

El otro día me contaba por teléfono un compañero del campo de vuelo de Las Infantas en Jaén un percance sufrido por un S-12, consistente en una parada de motor en vuelo con el correspondiente aterrizaje de emergencia en un prado salteado de encinas. El desenlace fue feliz y además con cierta gracia, así que os lo cuento.

El tema es que al parecer salieron de Las Infantas (Jaén) en varios aviones, tres ejes todos ellos, y se dirigieron a la cercana pista de Linares. En el S-12 que a la postre sería el accidentado, viajaban dos personas (piloto y copiloto).
El piloto llevaba pocas horas con la suelta, ya que antes era piloto de trike y decidió hace relativamente poco pasarse a tres ejes. El copiloto era mas experimentado.

Una vez llegaron a Linares sin novedades, decidieron partir de nuevo para sobrevolar un pantano cercano, y los parajes verdes con praderas y encinares que hay por la zona. Sin embargo decidió el acompañante que iba en el S-12 cambiarse a otro avión, así que el piloto del S-12 iba solo. Despegaron de Linares y sobrevolaron el pantano, y después las praderas y encinares cercanos, cuando súbitamente los que iban en los otros aviones comienzan a ver descender poco a poco al S-12. Este último no llevaba radio, pero los otros si, así que comienzan a comentar el descenso del S-12.

- Parece que tiene problemas
- Será fallo de motor, joder .... está cayendo !!

Y cosas por el estilo.

El caso es que el piloto, a pesar de ser novato, consigue mantener la calma y logra establecer una zona donde podría mantener una trayectoria de aterrizaje sin colisionar con las numerosas encinas que saltean ese campo. Desciende y según todos los testigos, se posa con maestría en la pradera, siendo la carrera de aterrizaje vista desde el aire por los demás pilotos, que después comentarían lo acertado de la zona elegida y la suavidad relativa de la toma, lo cual no era fácil, dado, como digo, el número de encinas que por todas partes interrumpían las posibles "pistas".

Pero una vez en el suelo no acabó el peligro, porque al piloto solo le duró la calma de verse en el suelo y parado sano y salvo los dos o tres segundos que tardó en percatarse de que había aterrizado en mitad de una finca dedicada a la crianza y selección del toro de lidia español, y descubrió asombrado que una manada de estos bravos cornúpetos lo miraba con la cara atravesada de mala leche y desafío. El piloto se da cuenta de que la tela y el plástico de las puertas de su S-12 no serán ningún obstáculo para las astas de los vitorinos, y eso unido al olor a gasolina que hay en el avión por un derrame de la misma durante el aterrizaje, lo convencen para abrir la puerta y salir corriendo campo a través hasta la encina mas cercana, a la cual trepó batiendo el record Guines de subida a este tipo de árbol tan típico de nuestra geografía del sur de España. No sabemos si fue su agilidad natural o el hecho de saber que en cualquier momento podía sentir la extraña y traumática experiencia de notar la penetración de un asta de toro por el culo, pero el hecho es que subió a la encina, según los testigos que sobrevolaban bajo por la zona, mucho mejor que un gato montés.

Después se encendió un cigarro y se dedicó a contemplar con recelo a la manada de toros que lo miraban desde debajo de la encina hasta que sus compañeros de vuelo, tras volver a la pista, coger un coche y localizar la zona, tuvieron a bien rescatarlo con el consiguiente descojone general. En total una hora y pico subido a la encina.

El avión está casi intacto y el piloto sin el casi, salvo por ciertas molestias en las articulaciones por estar sentado en un palo durante mas de una hora.

Luego contaría el piloto que cuando se le paró el motor, durante cuatro o cinco segundos lo que sintió fue un acojone increíble, pensando que se iba a dar una hostia de cojones. Pero luego, cuenta, que al ver que el avión volaba con fluidez y que estaba a suficiente altura como para pensar y elegir una zona de aterrizaje, se calmó y procedió con cautela.

En hora buena al piloto, que se llama Paco, y que todo quede siempre en anécdotas divertidas como esta. Por cierto ¿Que le contaría Paco a la parienta cuando llegó a casa pasada la hora de comer y con arañazos en el brazo de trepar al árbol y dolor en el culo? y otra cuestión ¿Le habrá afectado esto psicológicamente? o dicho de otra manera ¿tiene tendencias trepadoras por la vitrina de casa cada vez que televisan una corrida de toros?.

Antonio Marín. Foro AVIADOR